
PABEL BOLÍVAR |
EL INDEPENDIENTE |
La empresa Monsanto se encuentra arrinconada porque cada vez es mayor el conocimiento entre la población de distintos países sobre los daños de sus productos, lo cual se traduce en prohibir el uso y comercio del glifosato, señala el periodista de investigación Giovanni Cianti.
El glifosato es el componente más importante del herbicida Roundup más utilizado en la agricultura, la deforestación y de uso doméstico. Está directamente relacionado con el cultivo de plantas modificadas genéticamente y son resistentes a su acción. La persistencia de esta sustancia luego de su uso contamina el aire, agua, suelo y alimentos.
El principal componente del herbicida Roundup es una glicina, ácido sintetizado por Henri Martin en 1950, cuya patente fue adquirida después por Monsanto. Comercializado desde 1974, ha sido adoptada por todas las corporaciones del ámbito rural como herbicida universal postemergencia, señala el estudio.
Cuando se rocía en las hojas de caña o maíz, entre otros productos, el glifosato inhibe una enzima esencial, impide la síntesis de proteínas de la planta y esta muere rápidamente. Contiene además componentes tensoactivos especiales que aumentan la humectación y la penetración del ácido en la hoja, multiplicando la eficacia.
El mecanismo de Monsanto es producir semillas modificadas genéticamente, como Roundup Ready (RR) que es resistente al glifosato. Como la empresa es dueña de la patente, el agricultor no puede volver a utilizar las semillas de estas plantas, a menos que la compre cada año a la multinacional.
Los daños a la salud debido a la toxicidad de Roundup son múltiples y comprobados durante muchos años. Ocasiona problemas de corrosión gastrointestinales y digestivos, daños al riñón e hígado, shock, arritmias, insuficiencia respiratoria, hemodiálisis, acidosis, edema pulmonar, hipercalcemia.
Se le relaciona con el cáncer, la infertilidad, defectos de nacimiento, defectos de los no nacidos, dañan el sistema nervioso, el Alzheimer, el Parkinson, entre otros padecimientos.
En países como Francia, Rusia, algunos condados de California y la isla de Maui (Estados Unidos), Hungría, México, Perú, Nueva Zelanda, Irlanda, Australia del Sur, Bulgaria, Japón e incluso China, han prohibido semillas de Monsanto y la importación de productos modificados genéticamente.
En Sri Lanka, por ejemplo, se bloquearon las importaciones del producto que ya causaron la muerte de 20.000 personas. En Centroamérica, El Salvador prohibió Roundup y otros 53 plaguicidas que tienen que ver con el fallecimiento de miles de pacientes, entre ellos por insuficiencia renal.
Con la entrada en vigor del TPP (Trans-Pacific Partnership) y TTIP (Transatlantic Comercio y la Asociación de Inversiones) las empresas que consideren dañados sus intereses por las leyes de estos y otros países que han promulgado leyes restrictivas a los agroquímicos, serán capaces de reclamar daños y perjuicios.
EL USO DE ROUNDUP EN COSTA RICA
En Costa Rica Roundup es legalmente aprobado, y se cultivan numerosos productos transgénicos, incluyendo la caña de azúcar, soja, algodón, frijoles, tomates, maíz, trigo, patatas, melones. Su uso ha sido registrado durante décadas, sin que exista un movimiento sólido y encaminado a la prohibición, como sí ha ocurrido en otros países.
El mismo autor de esta investigación publicó un trabajo sobre la epidemia de la nefritis tóxica (ERC) debido al agua contaminada de glifosato en Guanacaste, América Central y Asia que ha matado a más de 40.000 agricultores del cultivo de la caña de azúcar, arroz y algodón transgénicos.
El articulista Giovanni Cianti considera que Costa Rica es un país extraordinario, el corazón verde de las Américas, con recursos hídricos, la energía, el turismo y alimentos, lo que hace que sea totalmente independiente.
Por estos motivos no se debería, como nación, sucumbir a la colonización que ejerce el país norteamericano y la misma China, que han implantado una “economía de la depredación”, contrario al progreso y desarrollo económico social.
En su lugar, se ha impuesto la cruda explotación de los recursos ambientales y humanos. Sus efectos son la concentración de la riqueza en pocas manos, el agotamiento de los recursos, los bajos salarios, las enfermedades y tragedias sociales para toda la población. Esta es la realidad de muchos países en el mundo que viven absorbidos por esta dinámica imperialista, de la cual se está a tiempo de escapar, mediante la toma de conciencia que encamine a la prohibición en el uso y distribución de transgénicos y agroquímicos.