Incidencia delictiva en tiempos de COVID-19

Incidencia delictiva en tiempos de COVID-19

Autor: MSc. Carlos Eduardo Mena Arce.

carlos.edumena@gmail.com

Al solicitar a la población que no salga para contener el COVID-19 incluso a sabiendas de que no se podrá evitar del todo su contagio, tiene gran similitud con otro problema social como lo es la delincuencia. Y es que no se trata de comparar un virus mortal con los infractores de la ley como si de una paria se tratase sino porque de la misma forma en la que gran mayoría de la población no atiende las recomendaciones, también se suman aquellos que aprovechan la situación para emprender o continuar una actividad delictiva.

Por un lado, se tienen las personas que no siguen las recomendaciones de quedarse en sus hogares, de no salir a sitios concurridos y de no realizar compras excesivas de productos que podrían desabastecer su existencia y dejar a otras personas sin poder realizar su consumo. Este tipo de conductas, no entran en la esfera penal, o mejor dicho no son de interés jurídico ya que no son acciones típicas del proceso penal, pero si tienen una sanción social o lo que se traduce, como dice la doctrina, en conductas reprochables.

Por otro lado, tenemos aquellas conductas que además de ser reprochables a nivel social, nacen a la vida jurídica y es cuando trasgreden una norma que especifica ciertas acciones en ella. En este caso tenemos por ejemplo acciones que ya eran tipificadas como delito y que muy pocas veces fueron invocadas, como el ya conocido artículo 270 del Código Penal costarricense, donde se sanciona a quienes conculquen las medidas impuestas por las autoridades, para impedir la propagación de una epidemia. A esto se suman también las multas derivadas de sanciones administrativas impuestas por las Municipalidades y el Ministerio de Salud.

En este tiempo de crisis, también se ha visto una voluntad política de muy pocos precedentes, ya que la gobernabilidad, gracias al interés superior de la salud, ha gestionado diversas acciones con el afán de mitigar las consecuencias de esta pandemia. Una de estas, versa sobre la restricción vehicular la cual ya era odiosa para varios sectores económicos y políticos, quienes no concebían una restricción a la libertad de tránsito, pero que ha sido asimilada de buena forma por una mayoría. Y es que con las medidas de restricción vehicular se ha notado y visibilizado un problema que ya es conocido para las autoridades policiales, como lo es la conducción de vehículos en estado de ebriedad, sumado a que el hecho de aumentar los controles policiales ha permitido que se pueda detener el recorrido de sospechosos, quienes venían de realizar una actividad criminal y al momento de que los oficiales fueron alertados, poder proceder con su detención.

Y es que la delincuencia en tiempos de coronavirus no cesa, sino que logra mutar sus métodos de poder trasgredir a la ciudadanía que ya tiene bastante de que preocuparse por un virus que afecta a todos. Y es por esto, que, basados en el modo de operar de ciertos delitos, estos podrían aumentar y disminuir según sea el caso, por lo que para comprender esto debemos entender la criminalidad como un fenómeno dinámico que se adapta al entorno, realizado por personas que no se limitan o contienen en su actuar y que obedece según teóricos a factores exógenos y endógenos.

El tener familias contenidas no solo por una sugerencia sanitaria sino por otros elementos como el teletrabajo y el desempleo, hace que exista una mayor convivencia y exposición al conflicto por lo que se puede dar un repunte en ciertos tipos delitos como por ejemplo los recabados en la Ley de Violencia contra la Mujer e infracciones a la ley de Violencia Doméstica.

Otro delito que se supondría tener una especial relevancia por el aumento de la población de personas adultas mayores, es la infracción a la Ley Integral Para La Persona Adulta Mayor, sin embargo esta pandemia ha creado una mejor conciencia social en favor de nuestros adultos mayores ya que se puede notar como se han girado recursos para poder abastecerlos de sus necesidades básicas sin que salgan de sus casas, además de que el abandono que muchos sufrían, se ha visto mitigado por esa conciencia colectiva que les ha devuelto un poco, esa esperanza en el ser humano.

El Robo Agravado en la modalidad de Tacha de Vehículos, también podría verse incrementado, por ejemplo, en sitios de conglomeración, lo cual en esta época puede traducirse en parqueos de supermercados, los cuales ya de por si son un espacio muy utilizado para esta práctica. En la misma línea, el hecho de estar en la casa no significa que los criminales o delincuentes, no se van a meter a robar, ya que muchas veces se tiene el supuesto de que esta modalidad solo sucede cuando no hay personas en las viviendas, sin embargo, también se pueden dar casos en los que se priva de su libertad a los ocupantes y esto aumenta el grado de violencia de los ejecutores lo que puede significar una clara amenaza a la integridad de los afectados.

Lastimosamente, los delitos sexuales en muchas ocasiones son producidos por personas que tenían una relación de parentesco con su víctima, donde por medio de una figura de poder, el infractor se aprovecha de la víctima para consumar su acto. Estos delitos muchas veces se dan en el sigilo, en el silencio y donde el criminal aprovecha los espacios a solas con su víctima. Es por esto, que, al haber aglomeración de personas en una vivienda, el violador o abusador, pueda ver disminuidas sus posibilidades de consumar sus intenciones, sin embargo, siempre se debe procurar mantener un estado de alerta ante estos posibles casos.

Las estafas y fraudes también podrían incrementar ya que los delincuentes aprovechan la situación temporal de cada época, para variar sus modalidades y timos, por ejemplo, hace unos meses se estafaron a muchas personas donde les decían que les llamaban de parte del Ministerio de Hacienda, aprovechando los cambios en los pagos de impuestos, actualmente se podrían dar llamadas falsas del Ministerio de Trabajo, sector salud y bancos alegando arreglos de pago, donde lastimosamente, parte de la población que se ha visto y puede ver más afectada con este ardid, son los adultos mayores, quienes apegados a un principio de buena fe y al suponer que se les está ofreciendo una ayuda, brindaban datos sensibles con los cuales sacaban el dinero de sus cuentas.

Derivado del anterior y aprovechando la buena intención de diversos comerciantes, los criminales podrían utilizar esta voluntad para robar datos personales y luego suplantar la identidad de las personas. Lo anterior ofreciendo productos de entrega a domicilio, pago en tarjetas, y solicitud de información personal o domiciliar con el ardid de obtener datos de ubicación con los cuales luego pueden amenazar, extorsionar o coaccionar a sus víctimas.

Muchos teóricos hallaban como explicación en las conductas criminales, desde suposiciones pasionales, socioeconómicas y hasta biológicas. Lo cierto del caso es que las conductas desviadas y criminales, nunca se podrán erradicar incluso, en tiempos de crisis podrían aumentar si no se atienden otros elementos como lo es la prevención y el abastecimiento, debido a que ante la necesidad se podrían desarrollar conductas que parecieran solo darse en otras culturas, pero que son muy propias de las personas, por medio del egoísmo, como sentimiento inherente del ser humano, quien recurrirá a acciones con tal de poder ver satisfechas sus necesidades, ya no de autoestima, ya no materiales, sino fisiológicas, como aquellas más básicas de la pirámide de Maslow.

El autor es abogado.

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