Desde niño soñó con ser un deportista destacado, sin embargo tuvo que luchar contra grandes obstáculos para conseguirlo
Bernardo Alvarado Lizano el Nene es un arquerazo costarricense con cuarenta años de carrera futbolística y aún no se retira. Jugó con el Turbos en el año 1964, también con el Transportes y con el “Cosmo” en su momento de gloria, así como con el Juan Gobán en el 68.
En su caso, el deporte ha sido una profunda pasión que ha defendido durante toda su vida, y hoy es su legado a sus hijos y a todas las nuevas generaciones de deportistas.
Recuerda que siendo niño sus padres no le apoyaban, ya que en ese tiempo la gente pensaba que el fútbol era perder el tiempo; incluso la escuela era visto como algo poco importante, ya que la necesidad obligaba a trabajar incluso a los niños. Sin embargo, siempre encontraba el tiempo para jugar y entrenar.

Proveniente de una familia humilde y numerosa, sus padres y ocho hermanos llegaron a Matina para trabajar en la bananera cuando él tenía siete años, por eso su vida siempre estuvo ligada al trabajo del campo. Desde joven trabajó jornadas extenuantes, y sin embargo, siempre tuvo tiempo para el deporte y la disciplina que implica.
El Nene es su apodo desde niño ya que “era el menor de la gallada”, y ha sido su identificativo a través de su larga carrera futbolística. Según Quesada, cada vez que alguien le dice Nene rememora su niñez y juventud.
“El entrenamiento es algo fundamental”, comenta el Nene, que cuando se pone una camiseta de un equipo asume la responsabilidad de hacer un excelente papel y para esto siempre se ha preparado, entrenando de forma constante dos veces por semana desde hace más de cuarenta y nueve años.
Cuenta Alvarado que para comprar sus primeros guantes trabajó y ahorró durante dos años. Cuando al fin los tuvo en sus manos, durmió con ellos durante varios días, soñando con el domingo en que volaría con ellos por los aires.
En la actualidad los niños tienen más oportunidades y los padres entienden la importancia del deporte, y se ve la formación desde un punto más integral. El día de hoy el deporte es una gran herramienta para prevenir las situaciones negativas que enfrenta la juventud, desde adicciones a sustancias y juegos de vídeo, entre otras, comenta Alvarado.

Bernardo Alvarado es una verdadera leyenda del deporte: siempre ha sido un portero muy arriesgado que busca el achique sin miedo, desde joven, cuando el fútbol era menos técnico y más apasionado, y por lo tanto más peligroso. A pesar de haber sufrido muchas lesiones, incluyendo más de veinte fracturas de manos y rodillas, y un rodillazo hace nueve años en el pómulo que lo mandó a cirugía reconstructiva, este arquero nunca dejó ninguna bola suelta.
“Me ha gustado mucho, achicar, difícilmente un delantero me logra anotar”
Le han propuesto formar parte de juntas en equipos, incluso entrenar porteros, pero Bernardo aún no piensa en su retiro: su lugar está en la cancha.
La perseverancia es la clave
Hoy en día, la velocidad con que pasan las cosas provoca una gran presión en el individuo, y el deporte es una salida a toda esta presión. Una forma de terapia que genera un beneficio en la salud física y mental, explica este deportista que cuenta con cuarenta y nueve años de recorrer la provincia de Limón, jugando, compartiendo y haciendo buenos amigos, entre ellos Franklin Williams, Asdrubal Pachi, Hernan Beans y El Atlético Beans, Venado, los Valerios, Roberto Paes, gente de todas las épocas y todas las ligas en las que ha participado.
Su marca es su pelo largo y su pañuelo, los cuales ha usado desde niño, y comenta que lo hace con orgullo por influencia del arquero argentino Hugo Osvaldo Gati, a quien admiró desde joven.
Actualmente con cincuenta y cinco años de edad entrena con Matineña cada semana para mantenerse competitivo, que no es fácil, pero la perseverancia es la clave para el éxito, explica Alvarado.
Su pensamiento
Para este atleta, vivir las transiciones del deporte a través de cuarenta y siete años le permite entender otros aspectos de la vida, y los obstáculos que ha superado para perseguir su sueño le hacen pensar de forma optimista.
Además del deporte, Bernardo Alvarado es un líder comunal, siempre trabajando por el cantón de Matina: es miembro del Cuerpo de Bomberos y de la Cámara de Turismo. Según explica: “Todos tenemos algo que aportar a los demás; es una responsabilidad que se tiene con la vida y con Dios”.
Hoy Bernardo agradece a Dios la oportunidad de crecer en la vida a través del deporte, de poder dejar una huella y ser un ejemplo para sus seis hijos.
Randall Araya
El Independiente