DOCTOR OLMAN LEÓN: UNA VIDA PARA RECORDAR

DOCTOR OLMAN LEÓN: UNA VIDA PARA RECORDAR

El Dr. Olman León (qdDg), insigne médico de Cariari de Pococí, tuvo su vocación definida desde muy temprana edad. Cuando tenía apenas siete años, sentado a la mesa del café, mientras comía una tortilla con aceite y sal, escuchó la pregunta de su mamá, doña Luz Jiménez: «Hijo, ¿qué querés hacer cuando seas grande?» Olman respondió: «yo quiero ser doctor».
«Que bonito vas a curar personas», dijo ella y añadió: «Hoy es martes, esperemos al viernes y me respondés que más querés hacer, para que te lo pensés bien». Viernes por la tarde, tortilla y café sobre la mesa, el pequeño Olman inquietaba a su madre con su respuesta. Quería ser doctor, ir a Egipto y tener diez hijos.
Utilizando un mapa Olman le explicó a su mamá donde está Egipto y le habló de las pirámides. Para tranquilizarla le dijo: «Eso es lo que yo quiero hacer, esperemos a ver qué quiere Dios». La preocupación de su madre tenía mucha justificación, su esposo era alcohólico, y esta condición limitaba las posibilidades de la familia de dar educación universitaria a todos sus hijos. El segundo hijo debía trabajar para mantener la casa.
El doctor Olman León distinguido galeno de la comunidad de Cariari, nació en San José el tres de octubre de 1961, en el Hospital Calderón Guardia, lugar donde laboraba su padre como oficial de seguridad. Antes de los cinco años vivió en barrio Aranjuez y luego en Desamparados. Realizó sus estudios primarios en la Escuela Joaquín García Monge y posteriormente su secundaria en el Liceo Monseñor Odio Herrera.
A los doce años consiguió un trabajo en una veterinaria como asistente, y a los catorce años realizó su primera castración a una perrita del vecindario, esta primera cirugía y confirmó su vocación de médico. El doctor León lavó carros y pintó techos, para ahorrar el dinero para el examen de la Universidad de Costa Rica, ya que su papá decidió usar el dinero para los exámenes de su hermano mayor.
Obtuvo una calificación alta que le permitió ingresar a la Facultad de Medicina con 17 años, en una época donde de todo el país solo ingresaban 200 estudiantes al año a esta carrera y solo la mitad pasaban del primer año debido a la excesiva carga académica que la misma exige. Estudió con beca total toda su carrera y logró sobresalir.
Al terminar la universidad, realizó su Servicio Social en Nicoya en el Hospital La Anexión, en un programa de medicina rural llamado Programa de Salud Integral. Un proyecto iniciado por el Dr. Robles (qdDg), un médico abnegado, quien fue director de la Escuela de Medicina, y un maestro comprometido con la enseñanza de la ética en la práctica médica. Estos programas de salud integral eran justamente lo que son los Ebais ahora.
Un médico junto a un enfermero, se desplazaba con un ambulancia a una comunidad, alejada que estaba organizada a través de un comité local de salud. De esta forma, poco apropiada, se daba consulta, luego el médico se llevaba las recetas y los medicamentos eran enviados al día siguiente al comité para ser repartidos.
Fue una experiencia importante para él, trabajar para organizar a los vecinos, conocer sus necesidades, atender sus problemas de salud y por encima de todo, sentir ese calor humano que el médico recibe al visitar las comunidades. Le gustó tanto el programa que junto a sus colegas trataron de mejorarlo, incluso organizar otras comunidades muchas veces enfrentando grandes dificultades de acceso, pero siempre con la responsabilidad de llevar el servicio.

Además iniciaron un programa de enseñanza en temas de salud. El doctor León decidió especializarse en medicina general ya que esta rama involucra cinco áreas específicas que eran de su interés: psiquiatría, pediatría, cirugía, medicina interna y ginecología.
Siempre le gustó la cirugía, y la psiquiatría le ayudó mucho para entender el trabajo rural y lograr comunicarse con sus pacientes. Entre sus múltiples anécdotas recordó a una señora que le dijo que el niño tenía «salidera chirrista y elaste», luego de investigar con su asistente entendió lo que el niño tenía: «diarrea amarillenta y mucosa». La satisfacción de trabajar por la comunidad era la motivación del joven doctor León, durante los 3 años de su vida en Guanacaste.
Un permiso para asistir a un congreso médico, que se le negó sin una justificación válida lo llevó a decidir hacer un cambio. En ese mismo congreso conoció a la doctora Carmen Gonzáles quien le ofreció trabajar en Cariari. La primera vez que don Olman llego a Cariari, llegó con su mamá, se encontraron con un pueblo de gran actividad, con una buena carretera, cuatro bancos y una parada de buses que según sus palabras, parecía un hormiguero.
Ambos quedaron muy sorprendidos. Ya en la Clínica de Cariari, le recibió una secretaria con quién casi de inmediato entablo una gran amistad. Así inicio una nueva etapa profesional en una clínica pequeña, con poco personal. Decidió aceptar, entre otras cosas, porque su plan era estudiar computación y la cercanía con San José lo permitía.
Conocer la vida del doctor León es un privilegio, viajó a China para estudiar Acupuntura y Reiki, ya que  su visión de la medicina no estaba limitada por la practica occidental. Era un investigador de mente abierta, un humanista que creía en el contacto con sus pacientes. Cuando tuvo que atender un parto de una niña de doce años, no dudó ni un minuto en denunciar a su padre ante la autoridades sin atender las amenazas de muerte que recibió.
León inició su práctica privada en Cariari con cierta preocupación, sin embargo su trayectoria de buen médico, le procuró un espacio laboral diferente, donde se permitía no cobrar si sus pacientes no tenían dinero. El doctor León es recordado por la comunidad por su gran corazón, desapego material así como su don de curar.
Su gran afición fueron los caballos de Paso Costarricense, de los cuales tuvo dos para lucir en los topes. Inquieto y conversador, este caballero de la medicina decidió vivir su vida en Cariari, pueblo que le dio amigos, trabajo y la oportunidad de realizar todos su sueños. Dejo su consultorio, luego de realizar esta entrevista y observo su retrato en la pared, las pirámides de los faraones egipcios al fondo.
Pocos días después, con mucha tristeza, asistí a su vela, entre muchas personas, hermanos, amigos, me llamaron la atención sus ahijados, jóvenes hombres y mujeres a quienes el doctor León decidió ayudar desde niños, por diferentes razones y de diversas maneras. Ellos me hicieron recordar aquellos diez hijos que quiso tener desde los siete años.
El doctor Olman León falleció el diez de Julio del presente año , si bien es cierto hizo realidad todos sus sueños, su trabajo siempre será necesario en la comunidad de Cariari y su amistad extrañada por aquellos que lo conocimos.

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