Esta semana la polémica se desató en redes sociales, debido a una propuesta realizada por el Diputado Oscar López, del Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE). La propuesta como tal, consiste en eliminar de escuelas y colegios, tanto públicos como privados, la asignación de tareas y trabajos extraclase a los estudiantes.
El Diputado argumenta que estudios científicos demuestran que dichas asignaciones no contribuyen mucho al aprendizaje de los estudiantes, y además genera estrés en los mismos, indisponiéndolos así a los estudios.
Como era de esperar, las posiciones en contra a dicha propuesta no tardaron en manifestarse. La Ministra de Educación Pública, Sonia Marta Mora, se opusó diciendo:
“No conozco el contenido del proyecto de Ley pero sí me gustaría emitir criterio. Los países con el mejor sistema de educación del mundo utilizan las tareas y asignaciones extraclase, tienen valor pedagógico fundamental”.
La Jerarca considera que, eliminar tareas y extraclases conlleva a evitar el aprendizaje con autonomía fuera de la clase, y a debilitar la investigación que el estudiante suele realizar, como parte de muchas de estas asignaciones.
Una medida del sistema educativo finlandés.
Es cierto, un país líder en materia educativa, como Finlandia, ha optado por restarle méritos a las asignaciones extraclases al punto de eliminarlas. Pues para los especialistas finlandeses, los niños y adolescentes requieren el tiempo fuera de clases precisamente para ser niños y adolescentes; es decir, para practicar deportes, jugar, leer, practicar un arte, socializar, etc.
Hasta este punto, la medida suena muy bondadosa. Sin embargo, hay que resaltar las diferencias abismales entre los sistemas educativos de Costa Rica y Finlandia.
El país nórdico, no se convirtió en una potencia mundial en materia educativa sólo por tomar medidas aisladas, sino por reformar profundamente la educación, para lograr una verdadera transformación cultural en las nuevas generaciones de estudiantes.
En Finlandia se redujó la jornada escolar significativamente; pues para los especialistas finlandeses, los niños y adolescentes requieren el tiempo fuera de clases precisamente para ser niños y adolescentes; es decir, para practicar deportes, jugar, leer, practicar un arte, socializar, etc.
Mientras que en Costa Rica, las jornadas son extenuantes tanto para los estudiantes como para los docentes, llegando en algunos casos a pasar 10 horas en el centro educativo.
Además, se le dio especial valor a la figura del docente. Hoy día, los educadores en dicho país son de los profesionales que gozan de mayor prestigio, llegándose a considerar científicos de la educación. Las universidades gradúan sólo a los más calificados para convertirse en maestros, y es una de las profesiones mejor pagadas, por el compromiso social que conlleva para el país. De esta manera, la sociedad finlandesa se asegura de tener en las aulas a los más capacitados guías y tutores para los jóvenes.
Por otro lado, Costa Rica, mantiene serias deficiencias en las filas de docentes. El prestigio de la carrera docente se ha visto afectado en las últimas décadas. Y la calidad de una parte significativa de los maestros deja mucho que desear; eso demuestran algunas evaluaciones que se han aplicado, tanto a los docentes como a los estudiantes.
Esto se debe principalmente, a la falta de criterios de selección para las carreras de docencia, de muchas de las universidades del país.
La necesidad de una reforma educativa en Costa Rica.
Finalmente, la respuesta a la pregunta central de esta nota es, no, no sería efectiva la medida propuesta por el Diputado López, en tanto esta parece ser sólo una medida aislada, un tipo de remiendo que causaría un deterioro en la disciplina y valores como la responsabilidad en los estudiantes, que ya deporsí se encuentran en un punto crítico.
Dicha medida, sólo sería efectiva si se siguiera la receta finlandesa completa, o sea, una reforma educativa profunda desde las bases, que alcance gradual y linealmente a las futuras generaciones de estudiantes costarricenses.
Una reforma en la que valores como la responsabilidad y la autonomía para con el aprendizaje, como los que apunta Sonia Marta Mora, sean intrínsecos a la labor diaria dentro del aula. Donde los docentes que estén en las escuelas y colegios sean los mejores profesionales de sus áreas, y no vayan a las aulas sólo a arruinar las espectativas de los estudiantes y padres de familia.