El niño inquieto del circo costarricense

El niño inquieto del circo costarricense

Diego Centeno
Artista de circo costarricense

Randall Araya

Periódico El Independiente

Diego Centeno, nace en San José el 30 de junio del año 1985. Inició con el circo en su adolescencia cuando, por primera tuvo oportunidad de ver uno en Zapote. “Fue amor a primera vista” recuerda, este malabarista, que gusta de poner a volar machetes o antorchas.

Fue el mimo sin embargo, la técnica que le mostró, según sus palabras, “su más grande tesoro”: su niño interno. Con este hallazgo su visión del arte cambió, al experimentar por sí mismo el poder transformador de esta disciplina, su enfoque se volvió hacia el trabajo social.

En esta búsqueda de oportunidades para dar a conocer su trabajo llega a Guápiles, donde se desempeña como promotor cultural durante cinco años. Director del Circo Noor Kahuna, luego con el proyecto Circo Juglar,  participa en gran cantidad de espectáculos, como peñas culturales así como giras a comunidades rurales de la región, por ejemplo junto al Colectivo Bijagual.

El circo le ha llevado hasta El Salvador, donde se desempeña como Gestor cultural en la Biblioteca Nacional, entre otros proyectos como el Zoológico Nacional de El Salvador y es apoyado por la empresa Yancor Couching and Mentory, a quien agradece el abrirle las puertas de este país.

Con la humildad sincera que le caracteriza, Diego explica que su trabajo involucra la coordinación de procesos de gestión cultural, la formación de liderazgo juvenil, junto a ONGs y con talleres de su propia autoría como Payaso, enfocado en zonas con problemática de pandillas. También tiene un grupo de personas no videntes a quienes da clases de payaso.

Recientemente Diego Centeno recibió un reconocimiento de parte de la Biblioteca Nacional y la Embajada de Estados Unidos por su apoyo al proyecto G.R.E.A.T

Una rama del Arte

El circo es una rama del arte que combina varias disciplinas artísticas como el payaso pantomima, magia, malabarismo y que generalmente es presentado en un show de carpa o calle. Para Diego un artista de circo se comunica y vive su niño interno; sin este sentir el artista solo sigue una rutina aprendida y vacía. Su comunicación con este niño interno le permite comunicarse mucho mejor con su público infantil.

Pero lo que busca con sus actuaciones es  sacar ese niño interno de la gente, ya sean adultos o niños y a través de este promover procesos de transformación social.

Con diez años de carrera este joven payaso, ha recorrido cientos de comunidades, utilizando el circo como herramienta de transformación del ser humano. En Pococí participó de proyectos para recaudación de fondos para distintas causas sociales.

También en San Carlos por medio de articulaciones con instituciones como el PANI logra llegar a varias comunidades con temáticas de prevención de la violencia y con iniciativas propias como el proyecto “Por una institución mejor para todos”, logró recaudar fondos para compras de equipo, fiestas de fin de año para sextos, fondos para que grupos artísticos y deportivos pudieran ir a competir fuera de la provincia.

Con esta hiperactividad, este niño interno del circo costarricense se abre camino en centro américa, construyendo una carrera que recopila éxitos y sonrisas.

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